Estamos inmersos en un mundo donde recibimos constantemente información de todo tipo: auditivas (el ruido de las construcciones, bocinas, autos, gritos), visuales (imágenes en la televisión, carteles, Facebook, Instagram), las cuales nos estimulan de determinada manera disparando pensamientos, emociones, sensaciones que hacen que estemos permanentemente sumergidos en constante ruido. A veces lo tenemos tan naturalizado que no nos damos cuenta de todos esos datos que vienen de afuera acumulándose con …